Poner en valor las srucacura o cuevas de Pucatrihue

Marcelo Javier Neira Navarro
Encargado de Cultura
Municipalidad de San Juan de la Costa

Muchas de las más antiguas civilizaciones han entendido que la naturaleza no son solo una reunión de objetos instrumentales, sin más. Por ello han buscado convivir en armonía y respeto con el entorno. Pero el dominio del pensamiento racional que ha imperado desde el siglo XV hasta la actualidad, ha impuesto la lógica del más fuerte, el avance de la ciencia y la tecnología en desmedro del deterioro del medio biodiverso que nos rodea. Esta verdadera tendencia ha dominado hasta ahora desde el centro del sistema mundial hasta la periferia. Que la sociedad occidental sea autodestructiva no es ninguna novedad. Ya durante la llamada época clásica, los griegos anticipaban este fenómeno a través del mito de Erisictón, un rey que se autodevoró porque nada podía saciar su hambre, en castigo divino por violar la naturaleza.

Desde luego, el territorio kunko no ha podido escapar a esta tendencia. No por el pueblo williche mismo. Sino en la interacción con una “semiperiferia fuerte” como el imperio español (Wallerstein). Pero sobre todo, para el caso, con políticas públicas del Estado nación. Veamos el contexto.

En el presente 2022, en el marco de las festividades del día de los Patrimonios instaurados a partir del año 1999, la Municipalidad de San Juan de la Costa registró 11 proyectos que fueron desarrollados el 28 y 29 de mayo del presente: 10 actividades virtuales y una presencial.  Las virtuales abiertas a todo público, todavía pueden ser consultadas el Portal oficial https://www.diadelospatrimonios.cl/

La actividad presencial, la “Ruta de la ruta de la cultura williche”, por su parte, consistió en un recorrido por tres hitos del trayecto de la ruta ribereña de Pucatrihue entre el puente mecano instalado en el río Chori Traiguen y la propia caleta. El primer hito se desarrolló frente a la “srucacura Canillo”. El Hito Nº2, se ubicó en las llamadas “srucacura mareras” o comúnmente denominadas “cuevas”. Mientras que el Hito Nº 3 y final, se estableció frente a la “srucacura de wentellao”.

Lo que importa destacar aquí es el Hito Nº 2. Las “srucacuras” de este micro sector poseen un enorme importancia desde el punto de vista histórico social.

De acuerdo a Teresa Maripan,

“…poseen la tremenda impronta de que desde siempre, pudieron absorber parte del movimiento de familias y grupos de personas. Ellas permitieron que los que llegaban por primera vez a la costa o los que asistían con cierta regularidad a la roca del abuelito wentellao a realizar “rogativas”, se instalaran provisionalmente” (Teresa Maripan, sábado 28 de junio de 2022).

Además, agrega Maripan, los “mareros”, es decir, aquellos que ya vivían en la costa, también debían ocuparlas de manera regular.

Esta ocupación ancestral se extendió hasta mediados del siglo XX. En algunos casos estos verdaderos refugios pudieron resultar de vital importancia para algunas familias. De acuerdo a Adriana Cárcamo Maquehue,

“…mi madre me dejaba cuidando la guagua y a mi hermana…habíamos dos…un poquito más grande…yo quedaba aquí con mi hermana clarita…nos quedabamos las dos…ehh…cuidando el fuego…y ella (la madre) cuando venía con su carga…el fuego tenía que estar agarrando vuelo para cocer la tortilla…para sancochar los mariscos…porque todo eso era en esos años, alimentos…el que consumíamos nosotros y el que nos daban para hacer trueque…” (Adriana Cárcamo Maquehue, sábado 28 de junio de 2022).

Pese a la evidente importancia patrimonial, estas cuevas fueron parcialmente eliminadas una vez que se construyó el camino rivereño con el objeto de integrar estos lugares a la economía provincial, regional, etc… Y desde entonces, una política pública “bien intencionada”, convirtió estos monumentos naturales, en simples vestigios. Aparte de todo, ellas fueron rellenas con rocas y escombros, incluso, en la actualidad, se están convirtiendo en verdaderos basurales.

Por todas estas razones, como dice Teresa Martipan, es muy urgente poner en valor este sitio. Y convertir este espacio en un “lugar ceremonial”. Digamos, un sitio de memoria.

srucacura de mareros