Antecedentes y primer relato de la tragedia ocurrida en Manquempu, territorio williche

En voz williche Manquemapu significa “lugar de cóndores”. Poblado compuesto por familias indígenas que se emplaza en 40°, 56´, 30´´ latitud sur y 73°, 53´, 25´´ longitud oeste, en la costa de la comuna de Purranque, Región de Los Lagos, Chile.

El emplazamiento de la aldea, dista a 132 km. de Osorno; a 90 Km. de Purranque. La componen unos 200 pobladores (División de Planificación y Desarrollo Regional, p. 9 a 15).

Es una comunidad indígena no ancestral, digamos, una Asociación de familias williche, que desde su fundación a comienzos del siglo XX, se ha caracterizado por su aislamiento. Esto le ha llevado a practicar una economía de subsistencia, con escasos o débiles y esporádicos contactos con el entorno regional.

Destaca la explotación del alerce (tejuelas y basas), la recolección de mariscos, particularmente del loco y un alga conocida como “luga”.

La tragedia

A comienzos del mes de agosto de 1965, todo Chile se encontraba sometido a uno de los más grandes temporales del siglo XX.

El día 2 de agosto de 1965, se desató la tragedia en la costa de Manquemapu. El remolcador Leucotón se dirigía hacia Chiloé. Pero dadas las condiciones climáticas debió “capear” el temporal en la altura de Manquemapu. Allí estaba, hasta que fue arrastrado por una gigantesca ola, varando en la playa, precisamente frente a la aldea. Pese a lo peligroso de este accidente no se produjeron bajas.

El día 13 de agosto, el Patrullero Janequeo que había llegado al lugar por instrucciones del Alto Mando naval, comenzó a realizar maniobras para rescatar la nave siniestrada. Pero su hélice y timón se averiaron. Y durante aproximadamente 30 hrs. debió soportar la furia del temporal anclado en el mismo lugar que lo había hecho Leucotón. De pronto, sus cadenas se rompen y, al “al garete”, las marejadas y el viento lo condujeron al desastre.

En la mañana del día domingo 15 agosto, aproximadamente a las 09.00 hrs., algunos de los pobladores y los propios marinos del Leucotón vieron con horror como Janequeo se estrellaba contra la roca “catedral” o contra rocas adyacentes a ella. La nave que era conducida por una dotación de 72 marineros, se partió en dos o incluso tres pedazos.

Los muertos pudieron pasar de cuarenta o cincuenta. Las cifras oficiales no son aclaratorias. Y las causas y/o responsabilidades hasta ahora no han sido aclaradas.

Se encontraron 13 cuerpos y se salvaron 17 personas (S/A, 30 años del naufragio del “Janequeo”, Revista Vigía, Armada de Chile, N° 123. septiembre, 1995, p. 27). El accidente, según la propia Armada de Chile, fue el más grande ocurrido en tiempos de paz y concitó la atención y solidaridad nacional e internacional.
Finalmente, importa relevar el destacado papel que jugaron los aldeanos, hombres y mujeres, en el rescate y cuidado de los marinos siniestrados. En la entrada norte, existe un importante monumento que recuerda esta tragedia y el rol de los williche.

A propósito, aquí presentamos el pequeño libro de un escritor y periodista MIGUEL TORRES, que a un mes de ocurrida la tragedia, en septiembre de 1965, intentó narrar los horrores de ella. El relato que logra articular Torres es interesante de tener en cuenta, dada su cercanía a la realidad tomando en consideración los datos que está arrojando una investigación histórica.