El pueblo künko o huilliche desde tiempos inmemoriales ocupó los territorios cordilleranos de la costa entre las actuales Valdivia y Chiloé. En algunos momentos también el valle central, la cordillera andina del mismo gran territorio o Futaguillimapu. Y quizá, a través de los boquetes cordilleranos, los huilliches también pudieron circular a uno y otro lado de la cordillera.
Los pueblos originarios, pese a tener ciertos rasgos culturales compartidos, han poseído distintas identidades. Precisamente por eso constituyeron una variedad de pueblos con distintas culturas.
Las diferencias entre grupos son muy patentes al interior de un territorio como el de la actual provincia de Osorno. En efecto, la distinción en la variedad de grupos humanos culturales, al parecer fue un problema de proporciones para los primeros europeos. Así, por ejemplo, durante el siglo XVI sobresalen los relatos de Jerónimo de Vivar, Alonso de Góngora Marmolejo (Alonso de Góngora y Marmolejo, Historia nacional, Tomo II, Imprenta del Ferrocarril, Colección de historiadores y documentos relativos a la historia nacional), Santiago, 1862) y Pedro Mariño de Lobera (Escribió Crónica del Reino de Chile, volumen VI, Colección de historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, Imprenta del Ferrocarril, Santiago, 1865. Llegó a Chile en 1551, bajo las órdenes de Pedro de Valdivia. También estuvo a cargo de Francisco de Villagra y García Hurtado de Mendoza. Entre sus cargos, destaca el de corregidor de Valdivia y muere finalmente en Lima en el año 1595). Tres cronistas que mezclan su carácter de colonizadores con el de militares. En esta primera temprana fase, los europeos son incapaces de hacer alguna distinción precisa de las poblaciones humanas que vieron. A modo de ejemplo, Pedro Mariño observa que
“Esta distancia que hai desde el mar del Sur a la Cordillera está poblada de indios, en unas partes mas y en otras ménos, conforme a la condición y disposición de la tierra” (Alonso de Góngora y Marmolejo, Historia nacional, Tomo II, Imprenta del Ferrocarril, Colección de historiadores y documentos relativos a la historia nacional), Santiago, 1862, pág. 1).
Entre el siglo XVII y XVIII, se observan descripciones de cronistas con mayor preparación intelectual y surgen ciertas diferencias para distintos grupos. En el caso de los huilliches, por ejemplo, incluso surgen importantes identidades, dependiendo del territorio. El jesuita Diego Rosales, que escribe en 1674, reconoce estas diferencias y las registra por primera vez. Para el caso de los williche, incluso distingue entre los cunco y los que llama “los osorno”. De acuerdo al cura Rosales,
“Y para que se vea un castigo de Dios manifiesto y los daños que de matar los indios amigos de nuestro exercito a otro de el enemigo se siguieron en la lastimosa perdida de el rio Bueno, diré lo que passó, como testigo de vista, y fué: que aviendo ido por orden de el Gobernador, D. Antonio de Acuña y Cabrera, el año de 1654 el Real exercito con las mayores fuerzas que avia en el Reyno de españoles y amigos indios de Arauco, Boroa y la Imperial, al Rio Bueno a castigar a los indios de Osorno i Cunco, que solo eran enemigos, viendo desde la otra vanda de el rio los indios tan numeroso exercito, tanto movimiento de armas, tanto indio amigo confederado con el Español contra ellos, pues toda la tierra estaba de paz y de parte del Español, entraron en consejo y trataron de dar tambien ellos la paz y no quedar solos con tanta multitud” (Diego de Rosales, Historia general del reyno de Chile, Imprenta del Mercurio, 3 vols., ,Vol. I , Valparaíso, 1877, pág. 129 A 130).