MARCELO JAVIER NEIRA NAVARRO
De acuerdo a Mark Moore, una adecuada gestión estratégica en cualquier organismo público conduce precisamente a la creación de “valor público” (Marx Moore, Creando Valor Público a través de Asociaciones Público Privadas, en Revista del CLAD Reforma y Democracia, Nº 34, febrero de 2006). En palabras simples, esto significa hacer bien las cosas para entregar un servicio de calidad.
Desde el punto de vista técnico, se trata de utilizar una serie de herramientas como la planificación, la noción de procesos, si se quiere incluso, “imputs” de entrada y “output” de salida, objetivos estratégicos, análisis por escenarios, de brechas, evaluaciones y seguimientos, planes de mejora, entre otros. En cualquier caso, la presencia de los anteriores parece garantizar la obtención de logros y aportes sociales, que la ausencia de los mismos. Y lo más importante, toda la información se releva a partir de consideraciones aportadas por la ciudadanía.
A propósito, en materia de cultura y de “arriba hacia abajo”, la Ley orgánica de Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP), señala que uno de sus objetivos es “Estimular y apoyar la elaboración de planes comunales y regionales de desarrollo cultural, artístico y patrimonial que consideren la participación de la comunidad y sus organizaciones sociales” (Artículo 2, Párrafo 2º De las Funciones y Atribuciones, Artículo 3. Numeral, 22).
Mientras que la propia Ley Orgánica de Municipalidades señala que, “Red Cultura es un programa que tiene como objetivo promover la planificación cultural con participación local en las comunas del país que cuentan con municipios. Para ello, su estrategia consiste en relacionar a la comunidad, al sector cultural y artístico con los municipios y espacios culturales, procurando la instalación de procesos de planificación cultural con participación local que acreciente el desarrollo cultural y artístico de los territorios. Cada Secretaría Regional Ministerial de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en base a criterios, focaliza municipios y espacios culturales para que formulen o actualicen instrumentos de planificación cultural local: Plan Municipal de Cultura (PMC), Plan de Gestión de Espacios Culturales (PG) y Estrategias de Sostenibilidad de PMC y PG (RESOLUCIÓN N° 11, DE 2020, DE LA SUBSECRETARÍA DE LAS CULTURAS Y LAS ARTES, URL., https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1192224&idParte=10431175&idVersion=2023-05-16).
Se podría decir que el PMC es una herramienta que permite la convergencia de muchas técnicas de gestión y donde se sintetiza y pone foco en ciertos objetivos y metas. Pero también refleja un profundo esfuerzo de ejercicio democrático, dado que se construye con la participación de la comunidad y de sus prioridades, es decir, de “abajo hacia arriba”.
Más allá de lo anterior, actualmente existen muchas administraciones comunales que, digamos, no utilizan convenientemente el PMC. En una muestra obtenida del portal de MINCAP al mes de junio de 2024, del total de 346 Planes acorde a los municipios del país, 48 debían caducar el año 2024, un 13,8 %; mientras que 135 acreditan vencer más allá del presente año, un 39,01 %. Pero la cifra que verdaderamente debe preocupar, sin embargo, es que, 96 de los mismos Planes a la fecha de corte estaban vencidos, un 27,7%. A lo anterior se debe agregar un diferencial de 66, sobre los que no se tiene información, un 19%. Sumadas las dos últimas cifras, se llega a las 162, es decir, un 46,8%.
En consecuencia, la mitad de los municipios del país ostentan la ausencia del Plan. Además de dejar en evidencia improvisación y desorden, también muestra incumplimiento con las Leyes Orgánicas ya citadas. Del mismo modo, esos mismos municipios rompen con el diálogo interinstitucional con el MINCAP, con lo que se interrumpe toda posibilidad de acceso a la amplia variedad de Fondos de Cultura. La comuna, entonces, queda a merced de las posibilidades que otorga la iniciativa privada o el financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR Cultura). La situación todavía se complica ante el escenario de nuevas elecciones municipales. Al no contar con el referido instrumento, las corporaciones edilicias a lo sumo podrán levantar estrategias aisladas, con ello, además, ponen en “jaque” o crean una brecha entre gobernanza y sobre todo en el “valor público”.